domingo, 23 de mayo de 2021

Armand Mattelart: «Hay un lado oscuro de la sociedad de la información que se tapó durante muchos años»

 

 «Si estáis dispuestos a sacrificar un poco de libertad para sentiros seguros, no merecéis ni lo uno ni lo otro» es una de las citas que se pueden encontrar en el epílogo de Un mundo vigilado, firmado por Armand Mattelart, recientemente publicado en nuestro país por la editorial Paidós. 



El sociólogo de origen belga estuvo en España el pasado octubre en el VII Congreso Internacional de la Unión Latina de Economía Política de la Información, la Comunicación y la Cultura (Ulepicc) celebrado en la Universidad Carlos III de Madrid. Vinculado a Latinoamérica desde la década de los sesenta, se ha centrado en gran parte de su investigación en las dinámicas políticas y económicas de concentración de los grupos de  (1). En su último libro podría parecer que se distancia de este discurso —la problemática de los mecanismos de seguridad en la sociedad del control—. Nada más lejos de la realidad. 

NUEVAS TECNOLOGÍAS el acceso, no solamente a la información, también a la producción de nuevas fuentes de cultura y de información; este fue el argumento defendido en la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de Expresiones Culturales de la UNESCO, celebrada en octubre del 2005, donde se discutió acerca de las formas que debe adoptar la sociedad de la información».  La «trampa» de un concepto universalizado Mattelart acusa a la sociedad de la información de concepto «trampa» por proyectarse como punta de lanza de la democracia cuando, desde su punto de vista, supone todo lo contrario. «Hay un lado oscuro de la sociedad de la información que se tapó durante muchos años. Siempre se presentó como una promesa de un porvenir democrático de reparto, pero el concepto ha mostrado su faceta oscura a partir del momento en el que, con la crisis y tras el 11 de septiembre, aparecen unas necesidades, creadas o reales, de seguridad. Es a partir de este momento en el que se ve que la sociedad de la información es también la multiplicación de los dispositivos de intrusión en la vida personal de los ciudadanos». 

Sobre este tema en particular, acaba de publicarse en España su última obra, Un mundo vigilado (Paidós, 2009) donde plantea un nuevo salto teórico, o «mutación», en la configuración de lo que Gilles Deleuze denominaba «sociedades de control». La seguridad se ha transformado en obsesión por la seguridad. «Y la sociedad global ha dejado que se transparente su cara globalitaria, a fuerza de querer inmiscuirse en todos los espacios de la vida colectiva e individual», dice Mattelart en su libro. Apunta al atentado de las Torres Gemelas en Estados Unidos como catalizador de esta «mutación». «Lo que hace el 11 de septiembre es acelerar tendencias que están muy presentes desde los años ochenta, momento en el que las democracias occidentales entraron en crisis. Es a partir de ese momento en el que estas se desestabilizan —por culpa de las dos crisis petroleras— que se puede ver un reforzamiento de los mecanismos de control de la población. Ese es el germen de las legislaciones de excepción». 

Quién vigila a los vigilantes 

Es importante, según Mattelart, vincular la reflexión sobre el avance de los sistemas y dispositivos de seguridad a la noción de crisis. A cada crisis, ya sea económica o política, le sigue la ampliación de la definición de la excepción al estado de derecho. Y cita como ejemplo el suceso de los denominados por la prensa barrios sensibles a las afueras de París en el año 2005. «Es muy significativo que, a partir de ese momento, hubo toda una reflexión sobre la seguridad, sobre la necesidad de imaginar incluso un arreglo urbano para que las fuerzas del orden pudieran intervenir rápidamente. Esto lleva a una idea de arquitectura de la seguridad», una idea que se identifica con la aplicación foucaultiana del panóptico de Jeremy Bentham, donde los mecanismos de control son interiorizados por la sociedad en contraste con mecanismos más explícitos y visibles. 

Irónicamente, y desde el 11 de septiembre, estos mecanismos han dejado de ser tan sutiles. «El problema mayor de nuestras sociedades democráticas es que nuestro presente poco tiene que ver con la idea orwelliana. Porque en la novela de George Orwell, 1984, el sistema de control es visible, más acorde con sociedades de corte totalitario. Hoy en día la idea de seguridad está interiorizada, entra en la normalidad de la sociedad llamada flexible. Este modelo, que viene de la empresa, parece perder efecto cuando los sistemas de videovigilancia se hacen visibles. Así, nos encontramos en un escenario en el que hay elementos que producen en ciertos sectores de la población una mayor consciencia de los mecanismos de control, pero el avance de la conciencia cívica frente al avance de los dispositivos de seguridad resulta ser demasiado lenta. Y minoritaria. Porque la gente vive la inserción de la técnica de la seguridad como ha vivido la inserción de los medios y de las nuevas tecnologías. Porque cree todavía en la tecnología como progreso». 

Internet como plan b 

En un escenario en constante cambio cabe preguntarse si existen alternativas. Internet aparece como un espacio con potencial para el cambio. «Están apareciendo, cada vez más, espacios donde no se puede legislar sin que haya un debate público; da igual que lo quiera o no el Gobierno, es difícil evitar el escándalo. Estamos en un periodo de transición donde, con la crisis, se han abierto otros espacios de reflexión y de intervención. Y eso es importante». Esta crisis también ha cuestionado la democratización de la cultura en la figura del «proletario intelectual», el profesional con formación universitaria que no consigue trabajar en aquello para lo que se ha formado. «El estallido de la burbuja especulativa en Internet y la caída de las punto com a finales del siglo pasado ha demostrado que la economía numérica puede traer desempleo y precariedad. La economía del conocimiento, también conocida como economía creativa, no genera la cantidad de empleo que promete. Este es un modelo que utiliza a los más aptos». ¿Qué quiere decir los más aptos? «Aquellos que están en de acuerdo con la cultura del resultado», responde Mattelart. «Todos estos avances tecnológicos van acompañados de un discurso sobre las promesas, pero muchas veces hay una distancia abismal entre las promesas y la realidad». 


1. También ha investigado otras áreas, como la sociedad de la información, destacando entre sus publicaciones Historia de la utopía planetaria. De la ciudad profética a la sociedad global (Paidós, 2000) e Historia de la sociedad de la información (Paidós, 2002). 

2. Mattelart matiza sobre el concepto de desregulación en este contexto: «El sentido tradicional de la palabra desregulación no habría que utilizarlo aquí porque lo que ocurrió fue una regulación a partir de la autorregulación del mercado». profesiones 122 (29-52).qxd 9/12/09 11:31 Página 36


❚ nº122 ■ noviembre-diciembre 2009 Profesiones ■ 37 La imagen utilizada pertenece al concurso de carteles contra la videovigilancia organizado por «Un barrio Feliz» —http://unbarriofeliz.wordpress.com/— como protesta por la inclusión de cámaras en zonas públicas del barrio madrileño de Lavap

sábado, 22 de mayo de 2021

Cultura y Comunicación en Latinoamérica

 Se cumplen 50 años del libro "Para leer al pato Donald". Este libro apareció por 1971, en pleno gobierno de Salvador Allende. Los autores eran asesores de Cultura y Comunicación. Era la primera vez que se analizaba en Latinoamérica una manera directa de 'deconstruir', los comics, las revistas de historietas. Fue realizado por el escritor y profesor de Letras Ariel Dorfman y el sociólogo belga Armand Matterlart. Este había llegado a Chile en 1962, para realizar estudios de Demografía y ocho años después estaba en el gobierno como asesor, cuando gana en 1970 un gobierno socialista. Los autores del libro citado tuvieron que salir al exilio con el golpe de Estado de Pinochet. Sus libros fueron literalmente enviados a la hoguera (quemaron sus libros). 'Para el leer el pato Donald' fue tirado al mar. Matterlart volvió a Francia, y fue docente universitario, también asesor en Naciones Unidas, en el tema de la comunicación de masas, e investigó todas las planificaciones que venía realizando UNESCO en décadas anteriores.

Ha Investigado y escrito una cantidad de libros en estos cincuenta años, sobre su especialidad, que algunos llaman 'la comunicología'.  Estos tiempos de internet, algoritmos y nuevas comunicaciones satelitales, lo han tenido a la vanguardia de cómo influyen las comunicaciones en la gente,:desde lo político y lo emocional. Como director de cine filmó una película 'El espiral', donde mostraba el período de Chile entre 1970- 1973 y el rol de los medios en el Golpe.








SEMINARIO DE JULIO

 La obra de Noam Chomsky es muy extensa y en varias disciplinas y direcciones. Por eso hemos decidido presentarla por décadas. Los libros ed...